¿Está a punto de estallar la burbuja de la IA? El CEO de Microsoft advierte
Satya Nadella, CEO de Microsoft (NASDAQ:MSFT), pide precaución ante el frenesí desenfrenado en torno a la inteligencia artificial. En su opinión, el beneficio económico real de la tecnología aún está por llegar y, si esto no cambia, podría producirse un colapso.
Entre el deseo y la realidad
Mientras el mundo tecnológico invierte miles de millones en IA y habla de un cambio fundamental, desde nuevas formas de trabajo hasta formas de comunicación revolucionarias, Nadella plantea la pregunta decisiva en una entrevista en un podcast: ¿dónde está el valor económico añadido medible?
Para él, el éxito de la IA no se demuestra en la capacidad de resolver problemas matemáticos complejos, sino en lograr un impacto tangible en el crecimiento económico global. A pesar de las enormes inversiones en modelos e infraestructuras de IA, Nadella observa que la demanda real no está a la altura de las altas expectativas. Un crecimiento económico del diez por ciento ajustado a la inflación sería una clara señal de que la IA puede cumplir su promesa, pero hasta ahora solo han predominado las olas de oferta.
Microsoft sigue siendo prudente a pesar de las grandes inversiones
Aunque Microsoft se ha convertido en el mayor inversor de OpenAI desde el principio y ya ha invertido más de doce mil millones de dólares en la empresa, el grupo está siendo prudente en cuanto a nuevos compromisos. Por ejemplo, Microsoft está desarrollando sus propios modelos más rentables para ser menos dependiente de OpenAI, mientras que OpenAI también acepta capital de otros inversores.
Desafíos en la integración de la IA
Una de las principales críticas de Nadella es que muchas empresas tienen dificultades para integrar la IA de forma significativa en sus procesos. Por ejemplo, Microsoft Copilot, un sistema de asistencia empresarial basado en IA, recibió reacciones dispares, ya que muchas empresas no pudieron identificar claramente el valor añadido. Por esta razón, tanto Microsoft como Google (NASDAQ:GOOGL) tuvieron que integrar sus herramientas de IA en suscripciones de software existentes en lugar de comercializarlas como productos independientes.
Otro ejemplo de exageración publicitaria es el proveedor de servicios de pago Klarna. Hace apenas unos meses, la empresa anunció que quería sustituir gran parte de su servicio de atención al cliente por IA. Sin embargo, al final solo se implementó un sistema telefónico automatizado. Un avance que difícilmente puede calificarse de revolucionario.
La IA necesita aplicaciones realmente exitosas
A pesar de todos los avances tecnológicos, los sistemas de IA siguen enfrentándose a retos considerables. Muchos ofrecen respuestas poco fiables o erróneas, al tiempo que se muestran muy seguros de sí mismos. Esto se debe a que los modelos de lenguaje como ChatGPT se basan en probabilidades y no pueden pensar por sí mismos ni verificar hechos. Esta incertidumbre representa un gran obstáculo para el uso generalizado de la IA, especialmente en áreas críticas para el negocio.
El Bank of America (NYSE:BAC) ha comparado recientemente el desarrollo actual de la IA con la burbuja de las puntocom de los años 90: una tecnología fascinante, pero que aún no está lo suficientemente madura como para lograr un verdadero avance económico. Por lo tanto, no se descarta un colapso. Nadella también advierte: el sector tecnológico debe demostrar el beneficio real de las herramientas de IA, de lo contrario podría producirse un colapso.
¿Está amenazada la acción de Microsoft?
Sí y no. A medio plazo, esperamos una corrección más fuerte que puede hacer caer la acción hasta 340 o 310 dólares. Una caída del 15 % hasta casi el 25 %. Sin embargo, esto no debería poner en peligro la tendencia alcista general.
Alternativamente, la acción alcanza un nuevo máximo histórico en el rango de 523 a 559 dólares. Sin embargo, esto no evitaría la corrección más fuerte, sino que simplemente la pospondría. En ambos casos, debemos prepararnos para un descuento mayor antes de que la acción vuelva a subir con fuerza durante un período de tiempo más largo.